¡Hola!
Hoy vengo con una entrada un tanto diferente, quizás
demasiado sentimental o personal, pero necesito desahogarme y en cierto modo este
blog siempre me ha servido para eso, así que allá van estas frases sueltas que pasan por mi mente desde hace unos días.
Me pregunto si es el tiempo y con él la experiencia quien hace a alguien madurar. Siento que soy una persona que por mucho que pasen los años
no cambia, no evoluciona, no progresa en algunos aspectos de la vida que creo sin embargo fundamentales para mi desarrollo como persona. En la mayoría de ellos estoy tremendamente contento y soy muy optimista, pero si se trata de algún otro no lo soy en absoluto.
No sé si mi signo zodiacal tendrá algo que ver, pero el caso es que siempre he tenido un
enorme miedo por quedarme solo. Siempre que hago algo intento tener detrás a alguien que pueda ayudarme por si algo sale mal, por si no consigo llegar a donde me he propuesto. Es como si tuviera claro de antemano que nada puede salirme bien, lo cual es alimentado por experiencias pasadas y que desde luego no ayudan a que la actual salga bien. En el fondo esto no saca a relucir otra cosa que no sea la
desconfianza en mí mismo que siempre he tenido en este aspecto concreto.
Me gustaría que este 2012 pueda reunir todas las fuerzas necesarias en el momento oportuno para atreverme de verdad a cambiar, a mejorar, a madurar. Ya hace tiempo que
me cuestiono si el cambio lo estoy impidiendo yo mismo precisamente por ese miedo a la soledad, al rechazo. Por más que hablo con algunos buenos amigos no consigo nada salvo derrumbarme momentáneamente pero no aprender de verdad, no reunir la valentía suficiente.
Creo que merezco de una vez ser feliz plenamente, también en este aspecto, y creo que esto s
ólo lo conseguiré cuando de una vez por todas me arriesgue. Siento que me estoy dando cuenta de que no sólo es cierto eso de que "
quien no arriesga no gana", sino que, además,
el que no arriesga pierde seguro. Hasta ahora lo veía más bien como un seguro el no atreverme, como una medida para no hacerme daño a mí mismo, cuando en realidad sólo por el hecho de no hacer nada ya estoy perdiendo, estoy perdiendo la oportunidad de vivir esa experiencia, acabe siendo buena o mala finalmente. Daba por hecho que el resultado iba a ser malo y por ello mismo, para evitar un dolor mayor, no daba el paso.
Quiero arriesgarme, quiero ser más impulsivo, creer más en mí mismo, ser más valiente y natural, no tan reflexivo y darle mil vueltas a todo. Quiero, de verdad, poder
entregar lo mejor de mí a alguien que sincera, pasional y voluntariamente me entregue lo mismo, sin prejuicios, sin mañana y sin miedos.
P.D.: Menos mal que, como remedio poco consolador, tengo ahora unas cuantas semanas en las que lo único que debe preocuparme son los exámenes que tengo. ¿Entendéis lo que he tratado de decir? ¿Os habéis sentido alguna vez así vosotros? ¿Qué debería hacer?
¡Cuidaos!