domingo, 14 de febrero de 2010

Oportunidad, qué gran palabra.

¡Hola corazones!

En esta entrada pretendo hablar de las segundas oportunidades, aprovechando una entrada de "El Blog de Mario Álvarez" en la que habla de "Gran Hermano: el reencuentro" y se la esencia de esta edición especial del formato de telerrealidad. San Valentín para mí no tiene un significado especial todavía, así que prefiero hablar de esto, que me llena más es de lo que realmente quiero dejar mi opinión.

Comparto el primer párrafo que ha escrito el autor de la fuente citada anteriormente, pues luego se pone a describir el concurso y alabándolo de un manera similar a lo que haría yo. Pero la misión de esta entrada no es hablar de ese programa de televisión sino de la palabra "oportunidad", una gran palabra, en mi opinión.
Como también dice muy bien Mario, creo que la palabra es la mejor herramienta para solucionar los problemas, las diferencias que pudieran separarnos. Pensando en la situación que están viviendo los ex-concursantes de "Gran Hermano" que ahora se reúnen de nuevo en el mismo escenario que les vió juntos por promera vez, me doy cuenta d elo afortunados que son. Tienen la oportunidad, y de nuevo aparece esta palabra, de arreglar sus malentendidos, de volver a tener una relación normal y corriente.
A mí me encantaría tener esa oportunidad, que se diera esa situación de volver a ver a gente con la que no terminé tan bien o, simplemente, dejé de tener la relación que tenía. Es díficil, porque por mucho que la vida te proporcione las herramientras necesarias para que se dé, al final siempre es uno mismo el que tiene que dar el paso para que eso se consiga de un modo efectivo. Y ahí es donde entra el conflicto, el miedo, el orgullo o incluso la vergüenza. Si consiguiéramos vencer todos esos obstáculos que nos vienen a la cabeza y tratar simplemente de conseguir el objetivo que realmente deseamos, que es el de recobrar la relación que hubo o, al menos, un mínimo de contacto, sería fácil conseguirlo.
Como todo en la vida, "quien algo quiere, algo le cuesta" y esto es algo muy valioso e importante que, por tanto, debe costar mucho esfuerzo y también mucho tiempo. Seguramente ambas sean las condiciones que lo hagan realidad en un futuro hipotético: que ambas personas implicadas quieran efectivamente dar ese paso y además que haya pasado un cierto y necesario tiempo para poder adquirir otra perspectiva y se hayan asentado los turbios asuntos que hayan conllevado a esa situación actual que se quiere cambiar.
No quisiera terminar estas reflexiones que estoy teniendo sin antes decir desde aquí que mi puerta siempre estará abierta, que la primera condición, al menos por mi parte, siempre se cumplirá. Pensé mucho en esto hace un tiempo ya y tras muchos cambios de opinión, no puedo engañarme a mí mismo y a mis principios y creo que siempre se debe dejar la puerta abierta al perdón y a la reconciliación. Esa esperanza no es el motor de mis actos, pero tampoco me frena, no me los interrumpe, así que prefiero hacerlo así ya que no molesta.



P.D.: No ataquéis al programa y quedaos con el mensaje que quiero transmitir con esta entrada. ¿Os gustan las segundas oportunidades? ¿Sois de los que soléis darlas? ¿Creéis que es fácil dar ese paso?

Hasta pronto corazones.

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